Nos situamos en el año 1982 y más concretamente en el Superdome de Louisiana en New Orleans. En este majestuoso escenario se iba a disputar la Final de la Liga Universitaria Americana (NCAA) que enfrentaba a North Carolina y Georgetown.
Os preguntaréis que tuvo de particular dicha final y por qué para mí es uno de esos partidos que no pueden faltar en mi colección. Pues muy sencillo, creo que fue el nacimiento de una leyenda y un jugador que posteriormente marcaría un antes y un después en nuestro deporte.
Michael Jordan, con su número 23 a la espalda daba muestras de su talento y asumía la responsabilidad de su equipo en los momentos finales. Aunque esto se convertiría en una costumbre a lo largo de su carrera deportiva, sí causó sorpresa en aquel momento puesto que James Worthy era el líder de aquella North Carolina.
Por parte de Georgetown, la Universidad Católica más antigua de los Estados Unidos y situada en Washington, era Patrick Ewing su principal baluarte. No obstante, anotó 23 puntos y capturó 11 rebotes en la final, aunque no fueron suficientes para dar la victoria a su equipo.
